Hola familia, el sábado en la clase de ESDE seguimos con el tema de la reencarnación. Para que os preparéis a conciencia para la clase, aquí os pasamos el texto de estudio. Nos vemos en CEADS.
Cariños,
La hermana menor
OBJETIVOS DE LA REENCARNACIÓN
167 – ¿Cuál es el objetivo de
la reencarnación?
– La expiación y mejoramiento
progresivo de la Humanidad, sin lo cuál, ¿dónde estaría la justicia?
El Libro de los Espíritus
La reencarnación
revela la justicia divina porque no permite que seamos condenados eternamente
por los errores que la ignorancia nos hizo cometer. Por el contrario, Dios nos abre
una puerta para el arrepentimiento. Habría gran injusticia, de parte de nuestro
Padre y Creador, si no nos diera oportunidades de reparar las faltas cometidas,
muchas veces en momentos de irreflexión, frutos de nuestra ceguera e
imperfección espiritual. «(...) ¿No son hijos de Dios todos los hombres? Tan
sólo entre los egoístas se encuentran la iniquidad, el odio implacable y los
castigos inexorables».
«Todos los
Espíritus tienden a la perfección y Dios les facilita los medios para
alcanzarla, proporcionándoles las pruebas de la vida corporal. Sin embargo, su
justicia les concede realizar, en nuevas existencias, lo que no hayan podido
hacer o concluir en una primera prueba». «No obraría Dios con equidad, ni de
acuerdo con su bondad, si condenara para siempre a los que tal vez hayan
encontrado obstáculos a su mejoramiento, originados en el ambiente donde fueron
colocados y ajenos a la voluntad que los animaba. (...)» La razón rechaza la
unicidad de la existencia humana porque va contra la justicia, la bondad y la
sabiduría de Dios. Al contrario, la idea de la reencarnación, es decir, la que consiste
en admitir para el Espíritu muchas existencias sucesivas, es la única que
corresponde a la idea que nos formamos de la justicia de Dios para con los
hombres que se encuentran en una condición moral inferior; la única que pueda
explicar el futuro y fortalecer nuestras esperanzas, pues nos ofrece los medios
para que rescatemos nuestros errores con nuevas pruebas. La razón nos la indica
y los Espíritus la enseñan. (...)»
Además, la doctrina
de la reencarnación es muy consoladora, pues hace que el hombre vea en su
Creador, no a un Dios vengador y parcial, sino a un Padre amistoso y justo. La criatura
se cubre de esperanzas de vivir días futuros de felicidad, luego de despojarse
de las deudas contraídas con la Bondad Suprema. A pesar de que la vuelta al nacimiento
físico sea un recurso sublime que auxilia a la evolución del hombre, «la
reencarnación no siempre es un acontecimiento expiatorio, como no toda lucha en
el cuerpo físico expresa punición. «El sudor que proviene del trabajo abre las
puertas a la idoneidad. El esfuerzo en la escuela constituye adquisición de
cultura. (...)»
«(...) Al renacer
en la superficie terráquea, recibimos con el cuerpo una herencia sagrada cuyos
valores necesitamos preservar con el perfeccionamiento. Las fuerzas físicas
deben evolucionar, tanto como nuestras almas. Si nos ofrecen el recipiente
preparado para servir, para que hagamos nuevas experiencias que contribuyan a
nuestra elevación, debemos retribuir con nuestro esfuerzo, favoreciéndolas con
la luz del respeto y el equilibrio espiritual, dentro del campo del trabajo y
la educación orgánica. El hombre del futuro comprenderá que sus células no sólo
representan segmentos de carne sino compañeras de la evolución, acreedoras de
su reconocimiento y auxilio efectivo. (...)»
La creencia en las
vidas sucesivas no es cosa nueva creada por la Doctrina Espírita.» (...) Domina
toda la antigüedad; vamos a encontrarla en el fondo de las grandes religiones de
Oriente y en las obras filosóficas más puras y elevadas. Guió en su marcha a
las civilizaciones del pasado y se perpetuó a través de las edades. (...) Oriunda
de la India se extendió por el mundo. Mucho antes de que hubieran aparecido los
grandes reveladores de los tiempos históricos ya era enunciada en los Vedas y particularmente
en el «Bhagavad Gita». El brahmanismo y el budismo se inspiraron en ella. (...)»
«(...) Egipto y Grecia también adoptaron esa doctrina. A la sombra de un
simbolismo no suficientemente claro, se esconde por todas partes la universal
palingenesia (...)» (o doctrina de la reencarnación).
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