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domingo, 27 de septiembre de 2015

A todo el que busca sincera y humildemente

Hola familia,

en la clase de ayer seguimos con el estudio del ESDE, en el que desde hace ya semanas profundizamos en el tema de la meiumnidad. La lectura y discusión del texto nos permitió llegar a lagunas consideraciones muy interesantes para cualquiera que tenga interés en comprender las relaciones que se establecen entre los dos planos de la vida.

Los espíritus pueden comunicarse de forma espontánea o responder a una evocación. En el periodo de la codificación, Allan Kardec pensaba que la evocación era útil para el método que empleaba, buscando respuestas de los espíritus a las preguntas que después conformaron los cinco libros básicos de la Doctrina Espírita. Según el codificador, “Cuando en una reunión no se le otorga la palabra a alguien, se deja a esta palabra libre a toda la gente, y se sabe qué es lo que resulta de ello. La llamada directa a un determinado Espíritu constituye un lazo entre él y nosotros. Lo llamamos por nuestro deseo y para poner así una especie de barrera a los intrusos. Sin una llamada directa, un Espíritu no tendría ningún motivo para venir a conversar con nosotros, salvo que sea un familiar nuestro.”. En la actualidad, sin embargo, las reuniones mediúmincas en los centros espíritas, siguiendo las instrucciones de mentores espirituales como Emmanuel, recurren únicamente a las comunicaciones espontáneas, ya que el éxito de una evocación sólo se puede afianzar desde el plano espiritual. Emmanuel nos recuerda que la misión del codificador justificaba sus métodos, pero que “el estudioso bien intencionado debe pedir sin exigir, orar sin reclamar, observar sin prisa, y tener en cuenta que la esfera espiritual conoce sus méritos y que retribuirá sus esfuerzos de acuerdo con lo que necesite dentro de su posición evolutiva y según el merecimiento de su corazón.”

Allan Kardec (Lyon3 de octubre de 1804-París31 de marzo de 1869) es el seudónimo utilizado por
el pedagogo y escritor Hippolyte Léon Denizard Rivail, el sistematizador de la Doctrina Espírita.
Hemos hablado de evocaciones y comunicaciones espontáneas en la época de Kardec y en los centros espíritas. ¿Qué decir de las comunicaciones que podamos intentar establecer en casa, en pequeños grupos de curiosos o en locales donde supuestamente se nos prometa el contacto con los espíritus de nuestros seres queridos? Pues, nos afirma el codificador que la comunicación con los espíritus no presenta ningún inconveniente cuando se tiene el “control sobre los Espíritus y se está seguro de que no se permitirá que los malos sean los dueños de la situación”. ¿De qué manera podemos conseguir este tipo de autoridad sobre los desencarnados? Siendo seres moralmente elevados, habiendo conquistado un amplio patrimonio intelectual, habiéndonos liberado de las pasiones terrenas, del orgullo, del egoísmo y de la vanidad. Cualquiera que tenga este perfil puede realizar evocaciones y recibir comunicaciones espontáneas sin verse atrapado en burlas, engaños y venganzas de espíritus desencarnados, siempre dispuestos a contestar a quién les de oportunidades de inmiscuirse en su vida. Que cada uno se analice a sí mismo y decida la conveniencia de aventurarse a comunicarse con los espíritus de forma individual o junto a personas con objetivos de diferente elevación moral.

En los centros espíritas hay grupos de trabajadores que se preparan a través del estudio y de la reforma intima para el trabajo mediúmnico. La comunicación con los espíritus ocurre únicamente en sesiones que tienen hora, lugar y duración determinadas, no siendo permitida la comunicación espontánea en otros momentos de las reuniones. Las sesiones mediúmnicas no son públicas, ya que su objetivo no es satisfacer a la curiosidad de las personas, sino servir a la espiritualidad amiga en el amparo a desencarnados que necesiten consuelo, orientación y otras formas de auxilio.

Puede suceder que, trás la desencarnación de un ser querido, nos sintamos tan desconsolados que nos pongamos a pensar en esta persona con gran insistencia, a menudo con vibraciones de profundo dolor y desesperación. Debemos con todas las fuerzas evitar este tipo de actitud, ya que los espíritus reciben, en el plano espiritual, estas vibraciones. Cuando son desequilibradas, les producen sufrimientos y dificultan su proceso de adaptación a la pátria espiritual.


En palabras del sabio codificador, “el deseo natural de todo aspirante a médium es el de conversar con los Espíritus de las personas que les han sido queridas, pero debe moderar su impaciencia porque la comunicación con determinado Espíritu presenta muchas veces dificultades materiales que hacen imposible efectuarla a través del principiante. Para que un Espíritu pueda comunicarse, es necesario que entre él y el médium haya relaciones fluídicas que no siempre se establecen instantáneamente. Sólo a medida que la facultad se desarrolla es que el médium adquiere poco a poco la aptitud necesaria para ponerse en comunicación con el Espíritu que se presente. Puede suceder que aquel con quien el médium desea comunicarse no se encuentre en condiciones favorables para hacerlo aunque esté presente, como también puede acontecer que no tenga la posibilidad ni el permiso para acudir al llamado que se le haya dirigido.”

Como veis, fue una tarde de rico intercambio. Pidamos al Maestro que nos siga orientando para que CEADS continúe siendo una casa de puertas abiertas, en los dos planos de la vida, a todo el que busca sincera y humildemente comprender la naturaleza y el destino del espíritu.

Cariños de la hermana menor

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