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domingo, 17 de abril de 2016

El perfil del obsesado

Hola familia,

ayer en la clase de CEADS profundizamos en conocer el perfil del obsesado, es decir, la persona que sufre una obsesión. Aquí van algunas ideas que discutimos en la clase:
  • La persona que sufre una obsesión tiene un vínculo con el obsesor. Este vínculo es vibracional. Existe portanto una especie de sintonía entre ambos sin la cual no sería posible que el obsesor tuviese influencia sobre la persona que sufre el proceso obsesivo. Esta sintonía se puede dar por debilidades morales o por vicios de variada especie; además los “momentos de bajón” emocional nos ponen en situación de vulnerabilidad para el ataque de aquellos seres que no nos quieren bien. ¿Por qué? Si mantenemos el pensamiento positivo, la mente llena de esperanza y fe, el corazón sereno, nuestra frecuencia vibratoria está alta, atraemos hacia nuestro alrededor la compañía de espíritus más elevados y no abrimos brecha para que se aprovechen los obsesores. En el momento en que bajamos la guardia, éstos intentan atacarnos.

  • Algunas personas, que tienen la mediumnidad ostensible, son capaces de ver a sus obsesores. Los que no la tenemos, ¿cómo identificar si sufrimos un proceso obsesivo? Pensamientos de tristeza y auto-destrucción recurrentes; situaciones desfavorables en el campo profesional, emotivo o económico que se producen de forma sistemática; compulsiones y adicciones de variados tipos: éstos son sólo algunos de los síntomas de la persona que sufre un proceso obsesivo. Recordemos que la sintonía entre el obsesor y el obsesado se produce gracias a las debilidades morales, invigilancia o vicios de variada especie que abren brechas vibratorias, facilitando la acción del obsesor. 

  • Pese a lo dicho anteriormente, es necesario comprender que no todo lo malo que nos sucede es responsabilidad de los espíritus. Hay mucha gente que atribuye a los obsesores consecuencias negativas de su mal uso del libre albedrío. Sin ir más lejos, a encarnaciones anteriores, la persona se complica sola y después, cuando sufre el defecto de sus actitudes impensadas, se cree víctima de espíritus que le persiguen. Tampoco se debe pensar que todo el sufrimiento que observamos en el mundo es obra de un proceso obsesivo. A menudo es sencillamente la oportunidad rectificadora que el alma tiene de volver a armonizarse con el bien, experimentando la misma clase de dificultades que provocó a su semejante en encarnaciones pasadas.

Para evitar la obsesión, la profilaxis es evidente: basta con eliminar todo lo que nos hace vulnerables a la mala influencia de los espíritus, elevando nuestro nivel vibratorio, para que atraigamos el interés de buenos espíritus y estemos protegidos de los que aún son ignorantes del amor. La oración, la práctica del evangelio en el hogar, el cultivo de hábitos alimentares y emocionales sanos, son sólo algunas de las sencillas actitudes que favorecen a la protección ante la obsesión. Si bien es verdad que existen casos de obesesión muy complejos y profundos que no se resuelven fácilmente, también es cierto que depende de cada uno de nosotros mantener la armonía interior o volver a tener paz de espíritu con nuestra fuerza de voluntad. Nadie puede hacer por nosotros lo que nosotros mismos no estemos dispuestos a hacer.


Deseando que todos podamos mantener pensamientos, emociones, palabras y actitudes sintonizadas con el bien, el amor y la paz, pedimos al Maestro que nos fortalezca a todos en la determinación de seguir evolucionando siempre.

Cariños


Equipo Divulgación CEADS 

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