Este sábado nos toca estudio la Obsesión en el Estudio Sistematizado de la Doctrina Espírita. Así que os dejamos el texto de estudio y ¡os esperamos en CEADS!
CONCEPTO
Se llama obsesión a la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo.
Es consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes de la Tierra, debe ser considerada como una prueba o una expiación, y aceptada como tal.
Esta acción es realizada solamente por Espíritus inferiores que tratan de dominar ya que los buenos Espíritus no ocasionan ninguna coacción, aconsejan, combaten la influencia de los malos, y, si no son escuchados, se retiran.
SUS CAUSAS
Las causas de la obsesión varían según el carácter del Espíritu:
- Venganza hacia un individuo con el que tiene motivos de quejas en la vida presente o en otra existencia.
- Deseo de hacer el mal: como el Espíritu sufre, quiere que los otros también sufran
- Por efecto del odio y la envidia que les provoca el bien, por eso es que dirigen sus miradas maléficas sobre las personas más honestas.
- Sentimiento de cobardía que los induce a aprovecharse de la debilidad moral de ciertos individuos que ellos saben son incapaces de resistirse.
Así como las enfermedades son una
consecuencia de las imperfecciones físicas que hacen al cuerpo accesible a
perniciosas influencias exteriores, la obsesión deriva siempre de una
imperfección moral que permite el dominio de un Espíritu malo.
Hay Espíritus obsesores sin maldad,
que aún demuestran tener algo de bueno, pero que están dominados por el orgullo
del falso saber; tienen sus propias ideas y sus sistemas sobre las ciencias, la
economía social, la moral, la religión, la filosofía, y quieren que sus
opiniones prevalezcan. Son los más peligrosos porque no les cuesta nada crear
sofismas para hacer creer las más ridículas utopías. Como conocen el prestigio
de los grandes nombres, no tienen ningún escrúpulo en adornarse con uno de
aquellos al que todos respetan. Procuran deslumbrar mediante un lenguaje
pomposo, más pretencioso que profundo, plagado de términos técnicos y dándoles
énfasis a las palabras: caridad y moral. Cuidadosamente evitarán dar un mal
consejo, porque saben muy bien que serán rechazados. A esos Espíritus, la moral es lo que menos
les preocupa; es un simple rótulo para ser aceptados. Lo que quieren es, por
sobre todo, imponer sus ideas, aunque sean las más absurdas.
OBSESOR
Del latín:
obsesore. Aquel que causa obsesión, que importuna.
El obsesor es una persona como nosotros.
No es un ser diferente que sólo vive cometiendo crueldades,
ni es un condenado sin remisión por la Justicia Divina.
No es un ser extraño a nosotros; por el contrario, es alguien
que participó de nuestra convivencia, de nuestra intimidad, muchas veces, con
estrechos lazos afectivos. Tal vez sea alguien a quien antes amamos.
Es el hermano a quien desequilibraron los
sufrimientos y los desengaños producidos, seguramente por nuestra
participación. Aún no se han arrepentido; que se deleitan haciendo mal y no
sienten ningún pesar por ello; que son insensibles a las reprimendas, rechazan
la oración y, muchas veces, blasfeman del nombre de Dios.
Son esas almas endurecidas, que después de la
muerte vengan en los hombres los sufrimientos que soportan, y persiguen con su
odio a aquellos a quienes odiaron durante la vida, por eso los obsesan o
ejercen sobre ellos alguna influencia funesta.
La figura del obsesor impresiona realmente
por los perjuicios que puedan ocasionar su aproximación y sintonía. Él
aprovecha esa situación para asustar y coaccionar a su víctima con mayor
facilidad. Utilizan todas nuestras flaquezas así como otras tantas puertas
abiertas que les permiten el acceso a nuestra alma.
Con todo, debemos recordar que los
obsesores no son Espíritus completamente desprovistos de buenos sentimientos e
irremediablemente malos. Son, antes que nada, Espíritus que carecen de
comprensión, de cariño y de amor. Está dominado por la idea fija de vengarse,
se olvida de todo lo demás y sólo vive en función de aquello que es el objeto
de sus planes.
OBSESADO
La Doctrina Espírita nos informa que
antes que nada, el obsesado es una víctima de sí mismo.
Joanna de Ângelis, denomina esa
situación como prisión interior, “celda personal” donde la gran mayoría,
acostumbrada a sus vicios y cristalizada en los errores, se mantiene sin luchar
por su liberación.
Cada uno de ellos lleva en sí mismo
un infinito de problemas que no sabe determinar.
Puede ser el “verdugo” o cómplice de
crímenes del ayer, que ahora se presenta
como “víctima”.
Las pruebas que lo afligen son
oportunidades de rescate y lo alerta para que reflexione sobre la necesidad de
moralizarse, porque, al sentirse acuciado por el verdugo espiritual, tomará
conciencia más rápidamente de la grandiosa tarea que debe realizar: transformar
el odio en amor, la venganza en perdón, y humillarse para poder ser también
perdonado.
El Evangelio nos brinda innumerables
ejemplos de obsesados. Jesús no eleigió los perfectos para trabajar en su viña,
eligió los que necesitan curarse de sus “enfermedades morales” y que nos
servirían de ejemplos, de que todos somos capaces de aprender y evolucionar.
Hasta el final nos dio ejemplo de su caridad, el Divino Amigo partió de la vida corporal junto
con dos ladrones a los que la Ciencia de hoy calificaría como cleptómanos
pertinaces.
PROCESO
OBSESIVO
El proceso obsesivo se caracteriza
por la acción del obsesor sobre el obsesado, que aprovecha la menor oportunidad
para influir sobre la persona.
Allan Kardec esclarece que en el
proceso obsesivo hay una acción fluídica efectuada por el obsesor, quien actúa
en forma exterior con la ayuda de su periespíritu. Existe una sintonía mental
de obsesor al obsesado, enviándole pensamientos con constante repetición
hipnótica hacia su mente, incauta y desprevenida, los asimila y refleja,
dejándose dominar por las ideas intrusas.
Este vínculo fluídico entre ambos permite
que los pensamientos y las voluntades de ambos se confundan; lo hace pensar,
hablar, obrar en su lugar; aunque no quiera, lo impulsa a un comportamiento
anómalo o ridículo; en suma, lo magnetiza, lo arroja a un estado de catalepsia
moral, y el individuo se transforma en un instrumento de su voluntad. Ese es el
origen de la obsesión, de la fascinación y de la subyugación que se producen en
diferentes grados de manifestación.
Tenemos los diferentes tipos de
obsesión:
- Desencarnado hacia encarnado: con mayor incidencia por la facilidad de influir y dominar la mente del limitado cuerpo somático del ser encarnado.
- Encarnado hacia desencarnado: bastante común (aunque no lo parezca). Vinculación intencional o no con seres amados y fijación mental con los que volverán a la patria espiritual.
- Encarnado hacia encarnado: verdaderas manipulaciones mentales entre seres que supuestamente se aman o bien creen odiarse.
- Desencarnado hacia desencarnado: los mismos motivos mientras estaban encarnados, los “más fuertes” creen dominar a los “más débiles” para venganza, poder, dominio, etc.
- Reciproca: almas afines, simbiosis para el mal.
- Auto-obsesión: cultivan molestias fantasmas, sufren con el pasado y con sus pruebas, abriendo puertas para la obsesión ajena.
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