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jueves, 9 de junio de 2016

La emancipación del alma: los Sueños

Buenas noches

Este sábado, en CEADS, estudiaremos la Emancipación del alma y la primera parte sobre los Sueños. Os dejamos el texto de estudio y lectura para los dos próximas aula del ESDE.

¡Nos vemos!

Andrea Firenze y Andrea Campos



La emancipación del alma

El Espíritu nunca está inactivo. Durante el sueño se debilitan los lazos que lo retienen en el cuerpo, y como éste no necesita de su presencia, se lanza al espacio y se pone en relación más directa con los otros Espíritus. Los Orientadores Espirituales, al responder la pregunta 402 de El Libro de los Espíritus dicen que se puede evaluar la libertad del Espíritu durante el sueño, por los sueños. Cuando el cuerpo reposa, el Espíritu tiene más facultades que cuando está en estado de vigilia. Recuerda el pasado, y, algunas veces, prevé el futuro. Adquiere mayor potencial y puede ponerse en comunicación con los otros Espíritus, sean de este mundo o del otro. El sueño libera parcialmente el alma del cuerpo. Cuando duerme, el hombre se encuentra durante algún tiempo en el estado en que quedará permanentemente después que muere. Tuvieron sueños inteligentes los Espíritus que al desencarnar se desligan rápidamente de la materia. Cuando duermen, esos Espíritus se reúnen con seres superiores a su grado de evolución. Con ellos viajan, conversan y se instruyen. También trabajan en obras a las que encuentran concluidas cuan- do regresan al mundo espiritual después de morir en la Tierra. Esto es en lo referente a Espíritus evolucionados. En cuanto a gran número de hombres que al morir deben pasar largas horas en estado de turbación, cuando duermen, van, o a mundos inferiores a la Tierra atraídos por antiguos afectos, o buscan gozos quizá más bajos que los que aquí los deleitan.
Más adelante, en esa misma pregunta, especifican: El sueño es el recuerdo de lo que el Espíritu vio mientras dormía. Pero, notad que no siempre soñáis. ¿Qué significa esto? Que no siempre recordáis lo que visteis o todo lo que habéis visto mientras dormíais. Y eso es así, porque vuestra alma no tiene aún el pleno desarrollo de sus facultades. Muchas veces, sólo os queda el recuerdo de la turbación que vuestro Espíritu siente al partir o al regresar, acrecentada por lo que proviene de lo que hayáis hecho o de lo que os preocupa cuando estáis despiertos. Si no fuera así, ¿cómo explicaríais los sueños absurdos que tienen tanto los sabios como las más humildes y sencillas criaturas? Sucede también, que los malos Espíritus aprovechan el estado de sueño para atormentar a las almas débiles y pusilánimes. En suma, en poco tiempo veréis que se vulgarizará otra especie de sueños. Aunque es tan antigua como la que estamos hablando, vosotros la desconocéis. Me refiero a los sueños de Juana, a los de Jacob, a los de los profetas judíos y a los de algunos adivinos de la India. Son recuerdos que conservan las almas que se desprenden casi completamente del cuerpo. De ese modo, los sueños son el efecto de la emancipación del alma, que se torna más independiente por la suspensión de la vida activa y de relación. De ahí que se produzca una especie de clarividencia indefinida que se extiende hasta los más apartados lugares y aún, hasta a otros mundos. De ahí también el recuerdo que tiene en la memoria de acontecimientos de su existencia anterior o de existencias anteriores. Las singulares imágenes de lo que está sucediendo o de lo que sucedió en mundos desconocidos, mezclados con cosas del mundo actual, es lo que forman esos conjuntos extraños y confusos que no parecen tener ningún sentido o relación. La incoherencia de los sueños se explica también por las lagunas que se producen debido al recuerdo incompleto que conservamos de lo que se nos apareció cuando soñábamos. Es como si en una narración se truncaran frases o fragmentos al azar. Reunidos después los fragmentos restantes no tendrían ninguna significación racional. Kardec le pregunta a los Espíritus Superiores por qué no recordamos siempre los sueños. Y ellos responden lo siguiente: En lo que llamáis sueño, sólo existe el reposo del cuerpo, ya que el Espíritu está constantemente en actividad. Durante el sueño, éste recobra un poco de su libertad y se pone en contacto con aquellos seres que le son queridos, sea en este mundo o en otros. Pero, como la materia que lo compone es pesada y grosera, el cuerpo conserva con mucha dificultad las impresiones que recibió el Espíritu, porque no le llegaron por intermedio de sus órganos corporales. Pero, para que se produzca la emancipación del Espíritu, no es necesario que el sueño sea completo. Basta (...) que los sentidos estén adormecidos para que el Espíritu recobre su libertad. Para emanciparse, aprovecha todos los instantes de tregua que le concede el cuerpo. Basta con que las energías vitales se debiliten para que el Espíritu se desprenda y se torne tanto más libre cuanto más débil se encuentre el cuerpo. De esta manera, al estar (...) el cuerpo debilitado, el Espíritu trata de desprenderse. Se transporta y ve. Si el sueño es completo, tendrá sueños.



La importancia de los sueños

Dicen los Instructores de la Codificación, que gracias al sueño (...) los Espíritus encarnados están siempre en relación con el mundo de los Espíritus. Por eso es que los Espíritus superiores consienten, sin mucha resistencia, encarnar entre vosotros. Quiso Dios que al tener que estar en contacto con el vicio pudieran fortalecerse en la fuente del bien con el fin de no decaer cuando se proponen instruir a otros. El sueño es la puerta que Dios les abrió para que tengan la oportunidad de estar con sus amigos del cielo; es el momento de expansión después del trabajo, mientras esperan la gran liberación, la liberación final que los reintegrará a su ambiente propio. De esa manera, el (...) sueño le fue dado al hombre para que repare sus fuerzas orgánicas, y también sus energías morales. Mientras el cuerpo recupera los elementos que perdió como consecuencia de la actividad que tuvo durante la vigilia, el Espíritu adquiere renovadas energías entre los Espíritus. De lo que ve, de lo que oye y de los consejos que le dan, extrae ideas que al despertar le surgen en forma de intuición. Es el regreso temporario del exiliado a su verdadera patria. Es el prisionero a quien momentáneamente se le restituye la libertad. Durante el transcurso del sueño, podemos estar en contacto con otros Espíritus encarnados, inclusive, con personas que no conocemos en estado de vigilia. Podemos tener, sin sospecharlo, amigos en otros países. Dicen los Espíritus superiores: Es tan habitual el hecho de que durante el sueño os encontréis con amigos y parientes, con los que os conocéis y que os pueden ser útiles, que casi todas las noches hacéis esas visitas. Al despertarnos conservamos la intuición de esos encuentros de los cuales se originan determinadas ideas que después, en el estado de vigilia, nos surgen espontáneamente.


Experiencias significativas durante el sueño

La literatura espírita abunda en ejemplos de significativas experiencias efectuadas durante el sueño. Seleccionamos a continuación algunos ejemplos de esas experiencias.


1.    Esclarecimientos generales

En el libro Misioneros de la Luz, en el capítulo: En el plano de los sueños, André Luiz nos habla de los esclarecimientos que seres espirituales brindan a Espíritus encarnados durante el período de sueño físico natural. Dice el mencionado autor: Después de algunos minutos de provechosa conversación, el Hermano Francisco (dirigente de un equipo de socorro en el plano espiritual), se acercó al orientador y le preguntó sobre los objetivos de la reunión que se realizaría esa noche. – Sí – explicó Alexandre afablemente – se efectuará un trabajo de esclarecimiento general a amigos nuestros sobre problemas de mediumnidad y de psiquismo, sin enfocar minucias particulares. ― Si nos permite – volvió a expresar el instructor – me gustaría traer a algunos compañeros que colaboran frecuentemente con nosotros. Será una gran satisfacción ver que aprovechan los minutos del sueño físico. – Sin duda. El trabajo de hoy está destinado a la preparación de cooperadores nuestros que están aún encarnados en la Corteza. Estaremos a su disposición y recibiremos con alegría a sus ayudantes. Francisco agradeció, conmovido, y preguntó: ― ¿Podemos ir a buscarlos ya? – Inmediatamente – replicó el instructor con decisión – Conduzca a sus amigos al sitio que ya conoce. Francisco se apartó del grupo de “socorristas”, y quedé sumido en un verdadero mundo de nuevos pensamientos. Según informaciones que me habían dado anteriormente, Alexandre dirigiría esa noche una pequeña reunión de estudiosos, y, cuando estuvimos a solas, me explicó solícitamente: ― Nuestro núcleo de estudiantes terrestres cuenta ya con una cierta cantidad de integrantes, pero le falta determinadas cualidades esenciales para funcionar con pleno provecho. Debido a eso, es imprescindible brindarles a nuestros compañeros, conocimientos más perfeccionados. (...) – Para atender esas necesidades es que establecí un curso de esclarecimiento metódico para mejorar la situación. (...) ― En ese centro de estudios contamos con más de trescientos integrantes, pero solamente treinta y dos lograron romper las marañas inferiores de las más bajas sensaciones fisiológicas para asimilar nuestras lecciones. Y hay noches en las que se produce el hecho de que también algunos de ellos rompen los compromisos asumidos para atender seducciones vulgares, motivo por el cual se reduce aún más la asistencia general. ― En compensación, de vez en cuando, asisten imprevistamente otros compañeros, como sucederá esta no- che, ante la decisión del Hermano Francisco, quien nos traerá a algunos amigos. – Y los hermanos que asisten – pregunté con curiosidad - ¿conservan el recuerdo integral de los trabajos que compartieron, de los estudios que se realizaron y de las observaciones que escucharon? Alexandre pensó un momento, y respondió: ― Con el tiempo, la experiencia te demostrará qué reducida es la capacidad sensorial. El hombre eterno conserva el recuerdo completo, y guardará consigo todas las enseñanzas, las intensificará y las valorizará de acuerdo con su propio estado evolutivo.



Entre tanto, el hombre físico, esclavo de las naturales limitaciones, no puede ir tan lejos. Debido a las presiones de la lucha que el Espíritu debe vivir, el cerebro de carne es un aparato de potencial reducido, por eso, la fijación de determinadas bendiciones divinas depende mucho de la iluminación de quien lo posea. De ese modo, André, el archivo de esas reminiscencias en el libro temporario de las células cerebrales es muy diferente de un discípulo a otro, porque varía de alma a alma. Entre tanto, es necesario agregar, que en la memoria de todos los hermanos de buena voluntad, el beneficio va a permanecer, aunque durante el período de vigilia no logren identificar su origen. Las clases con las características de las que asistirás esta noche, son mensajeras de indescriptibles utilidades prácticas. Cuando los aprendices despierten en la Corteza después de haber asistido a ellas, sentirán alivio, reposo, esperanza, al mismo tiempo que habrán adquirido nuevos valores educativos. Es verdad que no van a poder revivir los pormenores, pero recordarán la esencia, y se sentirán inexplicablemente reconfortados, no sólo cuando retomen la lucha diaria en el cuerpo físico, sino también al beneficiar al prójimo y al combatir con éxito sus propias imperfecciones. Sus pensamientos se tornarán más claros, los sentimientos más elevados y las oraciones más respetuosas y productivas. Esto enriquece sus observaciones y trabajos diarios.


2.    Atención individualizada

En otra obra: En los Dominios de la Mediumnidad, el mismo autor relata un episodio de sueño provocado por Espíritus benefactores con el objetivo de brindar una atención individualizada. He aquí la descripción del hecho: Cuidadosamente comenzaron ambos a aplicarle pases sobre la cabeza, concentrando energía magnética a lo largo de las células corticales. Anésia quedó sumida en una suave hipnosis que ella atribuyó al cansancio, y no opuso resistencia. En breves instantes dejaba el cuerpo denso vencida por el sueño, y se acercó a nosotros en un desdoblamiento casi natural. Sin embargo, no estaba muy consciente en nuestro plano, como era de desear. Jovino, su esposo, era su preocupación dominante. Su afecto por él no le permitía pensar en otra cosa. Reconoció a los benefactores Teonília y a Áulus y les brindó una significativa mirada de simpatía, pero estaba perturbada, afligida... Quería ver a su esposo, quería oírlo... El Asistente (Áulus) decidió satisfacer su deseo. Amparada por los brazos de la admirable amiga (Teonília), tomó resueltamente una determinada dirección, como quien ya posee de antemano todos los datos necesarios para encontrar al esposo. Áulus nos explicó que cuando las almas están enlazadas entre sí, viven unidas unas a otras por imanación magnética, y superan obstáculos y distancias. En el vasto salón de un club nocturno encontramos a Jovino y a la mujer que conociéramos nosotros (...) integrando un alegre grupo y en actitudes de profunda intimidad afectiva. Varias entidades desconocidas para nosotros cercaban el grupo, y formaban un vicioso círculo de vampiros que no habían advertido nuestra presencia. (...) Al encontrar al compañero en esa situación, Anésia profirió un doloroso grito y estalló en llanto. Acompañada por nosotros retrocedió, herida por la aflicción y el asombro, y cuando estuvimos en la vía pública, acaricia dos por el suave aire nocturno, el Asistente la abrazó paternalmente. Poco después, al verla más dueña de sí misma, aunque el sufrimiento transfiguraba su rostro, le dijo con gran cariño: ― Hermana, serénate. Oraste pidiendo asistencia espiritual, y aquí estamos, brindándote solidaridad. ¡Reanímate! ¡No pierdas las esperanzas!... ― ¿Esperanzas? – exclamó la pobre criatura llorando. – He sido traicionada, miserablemente traicionada... Y la conversación proseguía entre ellos en forma conmovedora. ― ¿Traicionada por quién? – Por mi esposo, que no ha respetado los compromisos del matrimonio. – Pero, ¿tú admites por ventura que el matrimonio es una simple excursión en el jardín de la carne? ¿Supones que el matrimonio terrestre es sólo una música de ilusión que se prolonga en el tiempo? Amiga mía, el hogar es una escuela en la que las almas se reencuentran para lograr su propia regeneración, según el perfeccionamiento que nos cabe tener en el futuro. ¿Ignoras que en una escuela hay profesores y alumnos? ¿Desconoces que los mejores deben ayudar a los que no son buenos? (...) – Pero Jovino... Áulus interrumpió la frase agregando: ― ¿Te olvidas de que tu esposo necesita ahora mucha más comprensión y cariño? No siempre la mujer va a poder ver en el compañero al hombre amado con ternura, sino a un hijo espiritual que necesita entendimiento y sacrificio para poder erguirse. De la misma manera, el hombre no siempre logrará ver en su esposa a la flor de sus primeros sueños, sino a la hija de su corazón que necesita tolerancia y bondad para poder pasar de la sombra hacia la luz. (...) – Sí... Sí... Reconozco... Pero, no me deje sola... (...) – Pero, ¿cómo aceptarla? Percibo su influencia maligna... (...) ¿Qué hacer con semejante criatura? ― ¡Compadezcámonos de ella! Su despertar será terrible. (...) Como niña resignada, Anésia posó sus límpidos ojos en el benefactor en actitud de quien promete obediencia, y Áulus, bondadosamente, le recomendó: ― Regresa a tu hogar y utiliza la humildad y el perdón, el trabajo y la oración, la bondad y el silencio en defensa de tu seguridad. (...) Vimos que ella despertaba en el cuerpo carnal con el alma renovada, casi feliz... Enjugó las lágrimas que corrían por su rostro, e intentó ansiosamente recordar, punto por punto, la entrevista que había tenido con nosotros, pero en realidad, solo logró ordenar reminiscencias fragmentarias. Con todo, se sentía reconfortada, sin rebeldía ni amargura, como si manos intangibles hubieran lavado su mente y le hubieran brindado una comprensión más clara de la vida.




3.    Recuerdo de una existencia pasada

En su libro Hace dos mil años, Emmanuel refiere otro tipo de experiencia a través del sueño: el recuerdo de una existencia pasada. Se trata del sueño de Publio Léntulus regis- trado en el inicio de la mencionada obra. He aquí una pequeña parte del relato de Publio a su amigo Flamínio: Me acosté temprano, y cuando creía divisar junto a mí la imagen de Temis (diosa romana de la Justicia) que tenemos en el altar familiar debido a las especiales obligaciones de quien ejerce las funciones de la justicia, sentí que una poderosa fuerza cerraba mis párpados cansados y doloridos. Entre tanto, me vi en otros lugares, reconocía paisajes familiares para mi espíritu de los cuales me había olvidado completamente. No sé decir si fue realidad o sueño, pero me vi con las insignias de cónsul en la época de la República. Creía haber retrocedido a la época de Lucio Sergio Catilina, porque lo veía a mi lado, así como también a Cicerón, y ambos se me presentaban como las personificaciones del mal y del bien. Me sentía unido al primero por fuertes e indestructibles lazos, como si estuviera viviendo el tenebroso momento de su conspiración contra el Senado, y participando con él de la ignominiosa trama que tenía como mira alcanzar la más alta organización de la República. Le daba importancia a sus intenciones criminales, e intervenía en todos sus proyectos con mi autoridad administrativa. Asumía la dirección de reuniones secretas donde decreté abominables asesinatos... (...) Sin embargo, lo que más me humillaba en esas visiones del pasado culpable, como si mi personalidad actual se avergonzara de ese recuerdo, era que, aprovechando esa situación, me valía de la autoridad y del poder para consumar las más crueles venganzas contra mis enemigos personales, contra quienes expedía órdenes de prisión bajo las más terribles acusaciones.


4.    Un caso de premonición


Los ejemplos de experiencias relevantes a través del sueño se multiplican, tanto en las obras mediúmnicas como en aquellas que son de investigaciones científicas. Entre estas últimas, se puede mencionar este interesante caso inserto en la obra La Muerte y su Misterio de Camille Flammarion, a quien se lo enviara el prestigioso investigador Sr. Federico Passy: No la encontré (a la presente narración), (...) en su obra “Lo desconocido”, y tengo la seguridad de que le interesará, porque procede del cuáquero Etienne de grelet, un escritor escrupuloso y hombre de indiscutible integridad. Le brindo a usted la narración, tal como la transcribí del relato de su viaje a Rusia. Durante su permanencia en San Petesburgo, la Condesa Toutschkoff le contó al cuáquero viajero lo siguiente: Unos tres meses antes de la entrada de los franceses a Rusia (invasión de Napoleón Bonaparte), su esposo, el general, estaba con ella en sus posesiones de Toula. Cuando se encontraba en un hotel, en una ciudad desconocida, ella soñó que su padre había entrado llevando de la mano a su único hijo, y que le decía, exactamente: ― Tu felicidad se acabó. Tu esposo cayó. Cayó en Borodino. Despertó muy perturbada, pero, al ver que su esposo estaba junto a ella, comprendió que sólo había sido un sueño, y se durmió nuevamente. El mismo sueño se repitió, y ella sintió tanta tristeza, que le llevó mucho tiempo recuperar la serenidad. Pero el sueño se produjo por tercera vez, y sintió una angustia tan grande, que despertó a su esposo y le preguntó: ― ¿Dónde está Borodino? él no lo sabía. A la mañana siguiente, ambos con el padre de la Condesa se dedicaron a buscar este nombre en el mapa, pero no lo encontraron. Borodino era entonces un lugar desconocido; poco después se haría famoso por la sangrienta batalla que se librara en sus cercanías. Entre tanto, la impresión que el sueño le causara a la Condesa era muy profunda, y su inquietud, muy grande... En ese momento, el lugar donde se desarrollaba la guerra estaba lejos, pero se aproximó rápidamente. Antes de la llegada de los ejércitos franceses a Moscú, el general Toutschkoff fue puesto al mando del ejército ruso de reserva. Cierta mañana, el padre de la Condesa, llevando de la mano a su hijo entró en la habitación del hotel en el que ella se hospedaba. Estaba triste, como la Condesa lo había visto en su sueño, y le decía: ― él cayó, él cayó en Borodino. Ella se vio entonces como en el sueño que había tenido, en esa habitación, rodeada de los mismos objetos. Y efectivamente, su esposo había sido una de las numerosas víctimas de la reñida batalla que se había librado cerca del río Borodino, que dio su nombre a una aldea. Los casos que hemos transcripto e innumerables más que han sucedido a lo largo de la historia de la Humanidad, demuestran claramente la importancia de este período de aparente reposo, que no es más que la bendita oportunidad de relacionarnos con el mundo de los Espíritus. Nos compete a nosotros aprovecharlo bien para nuestro crecimiento espiritual ya que, según nos informan los Espíritus Superiores: El sueño (...) influye más de lo que suponemos en nuestra vida. Eleve pues, aquel que está interiorizado de esta verdad, su pensamiento a Dios cuando sienta que el sueño se aproxima, y pida el consejo de los buenos Espíritus y de todos aquellos cuya memoria le sea querida, para que vengan a reunirse con él en los breves instantes de libertad que le son concedidos, y al despertar, se sentirá más fortalecido contra el mal, con más valor ante la adversidad. 

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